Caemos Cada Vez Más Bajo

Recién leí esta nota en el diario La Nación de Argentina. En pocas palabras dice que en el Mercado Central de Buenos Aires 200 menores de entre 8 y 13 años se prostituyen diariamente por comida. Si lo querés más gráfico, nenitas y nenitos van con su bolsita de almacén al Mercado, los llaman los puesteros, ellos entran, se dejan violar, y salen con algunas verduras y frutas en la bolsa; de esto comen ellos y sus "familias" (si se puede llamar familia, padre o madre a alguien que come sabiendo de que manera su hija o hijo obtuvo esa comida). Algunos me van a decir que esto no es nada nuevo y que pasa en todos lados. Y qué? Nos tenemos que acostumbrar e insensibilizarnos porque "pasa"? Qué clase de gente somos? Aparentemente esto ha venido sucediendo por los últimos 15 años (cada vez peor, claro); lo saben el gobernador, el intendente, el que maneja el Mercado Central, y los que allí trabajan todos los días. Cómo se puede ver esto a diario, saberlo, y no hacer nada? Es suficiente con pegarle un tiro en la cabeza al violador como muchos sugieren, al hijo de puta que se aprovecha del hambre de un nene? O tenemos que pegarle un tiro a los que también saben y miran para otro lado? O a los padres? No es peor aún el que tiene el poder de hacer algo (gobierno) y no lo hace? El aceptar estas cosas como una realidad cotidiana y olvidarnos en cinco minutos porque la culpa no es nuestra también nos convierte en cómplices, y nos condena como seres humanos, nos denigra. Sin duda alguna vamos cuesta abajo, en una espiral de decadencia difícil de medir; siempre hay algo que empuja nuestra capacidad de sorpresa, y generalmente para peor.
Me quedo con el comentario que dejó un lector del diario acerca de la realidad argentina (que seguro es aplicable a otros países también):

"El problema de nuestra Argentina no es político, económico o financiero, la gran crisis que tenemos es fundamentalmente moral y espiritual. Una sociedad donde a los asesinatos de los niños por nacer se le llama "derecho a decidir", donde a las violaciones y abusos de menores se le llama "prostitución y consumidores", donde a la ausencia del poder del Estado para hacer cumplir las leyes se le llama "la no criminalización de la protesta", donde a un país al cual por donde se lo mire salta droga por todos lados se le sigue llamando "país de tránsito de la droga", donde a los robos, secuestros y violaciones que están a la orden del día se le llama "sensación de inseguridad", donde a la persecución ideológica y revanchista se la llama "memoria y justicia", donde al robo sistemático al bolsillo de los trabajadores se le llama "redistribución de la riqueza", donde los delincuentes de turno se siguen llamando "peronistas" cuando el Gral Perón decía que los únicos privilegiados deben ser los niños, donde a la especulación económica más parasitaria se le llama "inversión en instrumentos financieros", donde al que trabaja y produce se le llama "privilegiado que percibe rentas extraordinarias". Un país donde al delincuente más repugnante se le puede llamar "Sr Presidente", "Señor Senador", "Señor Diputado", "Señor Concejal".