El mundo se las arregla para darnos sorpresas todos los días, y me temo que la mayoría no son gratas. El nivel de crueldad y morbo que alcanzan algunas personas, lo refinado de sus crímenes, hacen que desde hace rato uno se pregunte en donde vamos a terminar. Video juegos en donde podemos matar transeúntes y policías, películas como Hostel, que muestran y alimentan un sadismo extremo y explícito, y sin ir más lejos, la tele nuestra de cada día que gradualmente nos expone a dosis de alta violencia, creo que harían sonrojar al mismísimo Marqués de Sade (seguramente de placer).
Si uno es grandecito y relativa-mente sano, probablemente procese todo esto como es debido, es decir, sin proyectarlo en la vida cotidiana. Pero que pasa con los niños? Recuerdo que cuando era chico, siempre había entre el grupo de amiguitos del barrio, uno que sobresalía por esa facultad innata de amedrentar a los demás, el famoso “matón” de la cuadra. Había uno en particular al que llamábamos “el Mierda” por lo malo y abusivo (un pequeño pero robusto pichón de barrabrava de pelo colorado). Sin embargo, estos rufianes en miniatura no pasaban de golpearnos cada tanto y amenazarnos con más si no les hacíamos caso, y después de alguna que otra gresca, todos terminábamos tomando la merienda en la casa de alguno, o jugando a la pelota.
Hoy día existe la figura del “bully”, versión actualizada del niño abusivo de otrora. Pero estos “bullies” son distintos, más peligrosos; no es raro leer sobre niños que han llegado a abusar de otros, e inclusive a matar compañeritos de escuela por el simple hecho de ser más débiles o indefensos, para luego subir el video del hecho a YouTube como si fuera una gracia que se debe compartir.
Y si buscamos un poco más, nos vamos a encontrar con otro término aún más reciente: el “cyber-bully”, que describe a la persona que usa la tecnología (ej: Internet) para intimidar a otros. La verdad es que me costaba entender como se puede matonear a alguien via Internet, hasta que hoy leí en el diario una nota sobre un caso de un año y pico atrás. Resulta que una señora, madre de familia ella, y en complicidad con un par de personas más, crearon en MySpace el perfil de un atractivo adolescente, con foto y todo, con el fin de jugarle una broma pesada a una vecinita de 13 años. Así fue como por varias semanas el ficticio muchacho (no otro que esta buena señora y sus amigotes), se comunicó con la chica por chat hasta que logró seducirla y embarcarla en una relación romántica, hasta que un día “Josh” (el falso pibe) le comunicó abruptamente que terminaba la relación, diciéndole que el mundo estaría mucho mejor sin ella. La vecinita de 13 años, que ese mismo día había discutido con la mamá acerca de su cyber-noviazgo, se puso una soga al cuello y se ahorcó en el ropero de su cuarto.
A qué iba con todo esto? Ah, si. A que el mundo está cada vez más loco. Ya no es un lugar seguro donde los pibes pueden ir a la plaza solos o corretear por ahí sin que sepamos por donde andan. Disfrutemos, que todavía quedan muchas cosas buenas, pero eso sí, con los dos ojos bien abiertos.
Que tengan un buen fin de semana.