Se arregló el vestido mientras se miraba en el espejo, todavía pasaba por veinti y pico, pensó al ver a esa chica de ojos pícaros y verdes que la seguían desde el otro lado de la pared. Tarareó una canción de moda y terminó de peinarse, le quedaban un par de horas hasta la práctica del coro de St. James y tenía varias cosas que hacer mientras tanto.
Juntó las copas que habían quedado en la mesa ratona desde la noche anterior, ordenó el comedor diario y metió todo en el lavavajillas. Luego barrió el piso y alimentó al canario de color anaranjado que reclamaba su desayuno con gorjeos insistentes.
La mañana no podía ser más perfecta; no se veía una nube y la temperatura, aunque fría, era muy agradable. Iría esa tarde al Hogar y sacaría a su madre a pasear por el jardín arbolado. Debía acordarse antes de pasar por la panadería y comprar algunas de esas galletitas de canela que tanto le gustaban.
Terminó de acomodar el living y miró a su alrededor con la satisfacción del deber cumplido, solo le quedaba ocuparse del cuarto, pero no se decidía a entrar, como si algo allí adentro le estuviera advirtiendo que no debía traspasar la puerta.
Fue entonces cuando escuchó el sonido, ronco, agónico, proveniente del sótano de la casa. Bajó las escaleras con cuidado y sin hacer ruido, no sin antes armarse con una cuchilla que encontró en un cajón de la cocina. En la semi penumbra llegó a vislumbrar una forma inmovil sobre el piso, desde allí venía esa especie de gemido que había escuchado antes. Encendió la luz.
Era el tipo que la había acompañado anoche hasta su casa, el que había conocido en el bar. Poco quedaba del rostro del muchacho, convertido en una masa informe y sanguinolenta, pero aparentemente, todavía estaba vivo. Sin dudar un segundo, le cortó de un tajo la garganta. Le resultaba fascinante cuanta sangre podía contener un ser humano.
Se lavó con cuidado, guardó la cuchilla en el cajón correspondiente y recordó que todavía quedaba el cuarto por ordenar. Venciendo su creciente ansiedad, entró y arregló la cama que usaba desde que era casi una niña. A veces, a pesar del tiempo transcurrido, se sentía así. Volvían los recuerdos y veía a papá acercándose con sigilo a mitad de la noche, repleto de vino y de malos pensamientos.
Pero papá ya no podía molestarla. Se había asegurado de ello hacía mucho, apenas unos días después de que mamá fuera internada por la fuerza en el loquero.
También se había asegurado anoche, como otras tantas noches. Papá estaba muerto en el sótano, y no podía tocarla.
Se puso el abrigo, los guantes y se detuvo frente al espejo una vez más. Los mismos ojos verdes, pícaros, le devolvieron la sonrisa. Llegaba tarde al ensayo del coro de la iglesia, no podía perder más tiempo.
Era realmente un bello día, pensó mientras caminaba y disfrutaba del aire de la mañana.
Un bellísimo día de primavera.
jueves, 19 de noviembre de 2009
Isabel
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21 comentarios:
Muy buen cuento. Me gusta este género.
No lo voy a leer de nuevo porque si no voy a tener que dormir con la luz prendida!
Gracias Jorge! Un abrazo.
es excelente
no sabía que escribías cuentos y que lo hacías tan bien
realmente te felicito
impecable
beso
Gracias Vir, sos MUY amable. :)
Besos
Guau, impecable, te felicito. Hace unos días termino un concurso de relatos de terror y suspenso. El tuyo estaría para los premios. Otra vez felicitaciones!!
Muchisimas gracias PaulyS :)
Volvieron los cuentos! Como siempre Ale...muy bueno.
Lo tenebroso de esta historia, si se me permite decir, es que en la vida cotidiana hay varias Isabeles escondidas por ahi. Lo bueno, es tu forma de contarlo.
Besos
Y como siempre Lore..sos demasiado buena conmigo :)
(Tengo que dejar de ver Criminal Minds y otras series por el estilo, je)
Perdón que me meta pero estoy de acuerdo con Lorena, no creo que exagere.
Como soy nuevo en este blog no sabia que escribías, pero realmente es muy bueno tu relato y vos sabes que no soy de regalar elogios.
(En realidad voy a tener que pegarte un poco en algunos comentarios porque se me va a poner celoso el otro, no se si me explico...)
Muy bueno, Ale, como de costumbre.
Ahora, digo yo... no se sentía un poquito de olor a podrido con el quía en el sótano.
(sorry, pero algo así tenía que poner... si no pasa lo que dice JorMig en su último párrafo)
Es cierto Jorge, ahora me voy a tener que agrandar, je. Si te da curiosidad, tengo algunos mas en la barra lateral, mas abajo, en la etiqueta "cuentos"
Vos decis que se va a poner celoso? Vamos a tener que tratarlo bien por un par de posts, entonces :)
Ja, ja, Mike, muy bueno. Pero tene en cuenta que el muerto era fresquito de anoche. Solamente representaba al padre que habia matado tiempo atras (no sabemos que hizo con ese cadaver, o con los otros) En fin, me estoy empezando a poner celoso yo, ja.
Saludos.
OH!! A esa Isabel no la quiero conocer!! Qué miedo!!
Excelente el cuento Ale. Oye, yo tuve que darle un respiro a Criminal Minds, me empezaron a dar pesadillas como cuando era chiquita. Pero sigue siendo una de mis series favoritas.
Por otro lado, el post de allá abajo me destortilló de la risa, yo que me que quería comprar mis birkenstocks y que no me quito mis UGG... oh-oh!
Un abrazo grandote para ti y las chicas.
Aja!!! Te enganché, JorMig!!! ASi que estas comentando en otros blogs para escaparte de mi, eh... Ya vas a ver... Buenos Dias a todos, permiso pa' comentar y muy bueno el cuento. Saludos
No, no.
Perdoname Fafa, entré para defenderte de tu hermano que andaba hablando de vos. Por eso entro, reviso que no haya nada y de paso dejo algun comentario, vio?
Caline: hola, tanto tiempo, como estas? Te recuperaste bien de la gripe? Si necesitas Birkenstocks avisame, ya sabes que te puedo hacer un buen precio!!
Besos y saludos al F.
Fafa: no pida permiso, está en su casa. Y debo decir en favor de Jormig que en el poco tiempo que lo conozco, no ha tenido otra cosa que palabras amables para todos. Un santo, ese muchacho.
no hay opción arriba para el comentario, así que lo dejo acá!
AMO A CAPU!!!!!!!!!!!!!!!!!
beso
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